
Toni tenía el don del amor en sus manos. Animales, humanos, incluso las plantas crecían con vigor y esplendor cuando las tocaba. Sus dedos trasmitían ,con sólo un ligero roce, sentimientos positivos.
El día que se miró en el espejo del baño y vio unas grandes ojeras alrededor de sus ojos, se ocultó el rostro con las manos.
Ese mismo día empezó a quererse.
Me parece fantástico que Toni empezara a quererse al ver las ojeras que adornaban su rostro, pero espero que sus dedos no perdieran sus habilidades, que no eran pocas desde luego.
ResponderEliminarBsssss preciosa
PD: Bonitos pies, por cierto
:-)
Max: Unas manos así sería estupendo ke nos tocaran día tras día. ¡Ke penita no tenerlas....a mano!.
ResponderEliminarEsper que ese don vaya en los genes.
Besitos