30.11.08

Tacones



Lloviznaba a las dos de la madrugada cuando salió del bar despidiéndose de su amiga Ingrid. Se subió la capucha de la camiseta, enrollo la bufanda a su cuello, se levantó la solapa del abrigo, se enfundó los guantes y metió las manos en los bolsillos.

Estuvo 15 minutos en la parada del autobús, pero harta de esperar sin saber a ciencia cierta el horario decidió caminar hasta su casa. Le vendría bien para despejarse un poco....aunque con las primeras eses le dio la risa....¿sería capaz de llegar sin chocar con una esquina?.

Se concentró en el camino, paso a paso....ya queda menos. De repente sintió un hambre feroz. La animaba pensar lo que comería cuando llegara.

Ya le quedaba tan solo la mitad...dos avenidas más y a comer y dormir.

Conforme se acercaba a las tres jóvenes eran más nítidas las risas y los cánticos. Bailaban algo folclórico....quizás una jota..no supo reconocerlo. Pero se quedó absorta mirando las piernas desnudas sobre unos tacones de 15 centímetros, saltando...caminando...¿Cuanto camino les quedaría a ellas?.

Al imaginarse sobre esos tacones brincando con lo que le restaba de asfalto hasta casa, sintió que había cruzado definitivamente la juventud. No sería capaz de llegar en esas condiciones.

Se miró las botas planas, cómodas , calientes..... continuó andando....dejó atrás a las chicas y miró al frente.

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