9.1.09

Plataforma virtual




Ya se estaba cansando de tanta pregunta, y eso que apenas había rellenado sus datos personales, rellenaría aquellas casillas con asterisco que decía eran imprescindibles para darse de alta en la plataforma. Decidió no molestarse en leer más, simplemente recorrió las pantallas buscando los asteriscos....por fin ....apareció el mensaje de bienvenida a la red virtual.

Entre estudio, lavadoras, cacerolas, horas de curro, niñas,.....y otras tareas, llevaba varios días sin entrar en la red. Lo haría en cuanto acabara de ducharse, al menos tenía una hora de relax.

En esta ocasión la cosa fue rápida, sin preguntas, directamente apareció en la pantalla y más rápido que de costumbre. Había tres mensajes y la curiosidad le hizo ir directa a ellos. Dos personas que compartían su afición al padel y otra que le daba consejos de como sacarle más partido al jacuzzi en solitario. Nada de especial interés, pero sorprendente, teniendo en cuenta los pocos datos que aportó...nombre, sexo, ciudad y una foto de sus piernas. Siempre había sido muy reservada y la nueva tecnología no la haría cambiar.

Pinchó en su perfil de manera automática, inconsciente. Al principio se quedó mirandolo sin creerlo ni entenderlo.

¡Pero, que había ocurrido¡, ¿quién había escrito todo eso?.

Estaba segura de no haberlo hecho, no, ella no. Y sin embargo ahí estaba lo que le gustaba, le encantaba, odiaba, la aburría, deseaba.

¡Joder!. Era desconcertante. Empezaba a agobiarse....mejor desconectarlo.

Intentó no darle importancia, seguro que habría una explicación lógica, siempre la hay, se decía así misma. Todo el día se lo repitió, una y otra vez, pero no hizo disminuir la ansiedad que le había generado.

Antes de acostarse, algo temerosa volvió a la plataforma, igual no lo había visto bien, alucinó...

Al desplegarse la pestaña de su perfil apareció la foto, pero no eran sus piernas sino la cara de una mujer anciana de pelo canoso recojido en un moño alto. Le recordaba a su abuela materna. La sangre se le aceleró de golpe, el pulso se hizo veloz, le retumbaba la cabeza...los ojos helados miraban fijamente el lunar inconfundible de su mejilla.



1.1.09

Tentación



Camisas viejas muy raídas, un abrigo de paño, tres chaquetas, bastantes calcetines con agujeros....a alguien habrían de servirle, pensaba María mientras vaciaba la bolsa. Al ver la última prenda que quedaba su corazón le dio un vuelco, un calorcito le recorrió el cuerpo, alguna sustancia en su cerebro disparó un sinfín de sensaciones con tan solo ver esos jeans. Estaban en buenas condiciones y resultaban tan deseables que los apartó del resto de las ropas.


Había estado todo el día pensando en probárselos.....no podía apartarlos de su mente...así que se levantó de la cama, los sacó del escondite y se los enfundó. Le quedaban como un guante. ¡Ni que fueran suyos!. Lástima que no tuviera espejo para deleitarse, hacía tanto que no se sentía tan sexi, deseada, voluptuosa...Pero aún así se adivinaba. ¡Oh...si encontrara unas sandalias de tacón bien alto...eso sería el colmo..la perfección...!


Sintió remordimientos, no estaba bien sentir de esa manera. Se quitó los jeans con prisas, acelerada, como si la espiasen...los volvió a esconder bajo el colchón y se tumbó intentando no pensar, dormir en la nada. Los maitines estaban cerca, pronto sonaría la campana y de nuevo a la rutina. Los ojos se le abrieron sin querer y ahí estaba el hábito dispuesto desde hacía cuatro años. Y los jeans...bajo el colchón. ¡Que tentación¡.

Se quedó dormida y soñó que en el fondo de la bolsa encontraba unas preciosas sandalias de 10 centímetros que la elevaban al cielo...llevándola al éxtasis.

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